75 Años de la Buena Muerte.
Y la dulzura quedó en su semblante dolorido, su cuerpo roto aún dejaba ver la fuerza del corazón que dentro latía, sus manos abiertas y traspasadas caían rozando la tierra, herida en su costado, sangre en su piel morena y un silencio imperturbable que rompía el alma del pueblo.
Sucedía tal día como hoy, un 25 de julio de 1937, en la Solemnidad del Apostol Santiago, Patrón de España. La Capilla recoleta de las Hermanas Franciscanas del Rebaño de Santa María abría sus puertas de par en par invadiendo el olor del incienso cada rincón de la Plaza del Altozano. Los palmerinos suspiraban de admiración ante lo que la inspiración del Altísimo había creado por mediación de las manos privilegiadas del maestro escultor palmerino D. Antonio Pinto Soldán. Envuelto en finos lienzos blancos quedaba ante La Palma el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, mientras el sacerdote palmerino D. José Aguilar Cabrera procedía a la Solemnísima Bendición.
Cristo palmerino nacido según dicen en un local de la calle Cristóbal Colón inspirado por el dolor del escultor, que supo plasmar la dulzura y paz en su semblante de hombre. Cuentan que fue D. Santiago Martínez Martín quien en Sevilla terminaría de encarnar su piel morena y que agradó tanto que quiso exponerlo en la Capital para la admiración de los sevillanos. Dicen que nadie quedó impasible ante su perfección y que llegó a estremecer a todos los que acudieron al reencuentro con aquel Cristo, al que el odio creía haber vencido en el fuego de la contienda.
Será en noviembre cuando los hermanos de esta Muy Antigua Hermandad Servita celebraremos la efeméride que hoy se cumple, llevando de nuevo al Santísimo Cristo de la Buena Muerte al lugar exacto donde fuera bendecido.
Dios de las horas dormidas, sueño eterno de quienes ven en sus ojos entreabiertos el reflejo de la vida prometida. Padre de la Buena Muerte, 75 años después La Palma sigue venerando con fe el Misterio de tu Santo Entierro.
Foto: Archivo de la Hermandad
