6 de octubre de 2009

LA POLICÍA Y LA VIRGEN

Pasillo adelante y de gala, caminan los oficiales más veteranos de la Policía Local, uno llevaba la Condecoración a su Protectora y Patrona, y su pareja, en señal de respeto se descubría, colocando su gorra de plato y blancos guantes en su antebrazo. Ya se había anunciado con el jubiloso repique de las campanas de nuestra torre, en aquel día 15, martes de septiembre, y lo había proclamado al inicio nuestro Secretario: Certificado del Acuerdo Plenario del Ayuntamiento de 27 de febrero de 2009, nombrándola “Protectora” y justo seis meses después, el 27 de agosto de 2009, Decreto Canónico aprobado por el Obispo declarándola “Patrona”. Así en los primeros bancos destacaba un Cuerpo Policial henchido de gozo, frente a frente a su Virgen, presidiendo los Cultos, que junto a la Hermandad y las Autoridades invitadas, fueron arropados por una Parroquia llena de fieles que querían estar presente en aquel festivo día.
El brillante panegírico del orador sagrado, don Eduardo Martín Clemens, llevaba explícito la felicitación a este Cuerpo municipal, por optar dentro de su libertad el acudir a la Madre, como su celestial mediadora ante su quehacer diario al servicio de los hombres y mujeres de La Palma,... –decía, “Ella bien sabe colar por el agujero a todos sus hijos, salvando el control del mismo san Pedro,... a quién el Hijo le indicaba que “esas eran las cosas de mi Madre”.
Al órgano, el compositor Manuel Delgado, acentuaban la sentida celebración litúrgica de los Dolores de la Señora. Y para completar la misma, como se merece, el buen destino de la obra de caridad que se dedicó a la familia necesitada: esas serían las mejores flores para su altar, y no sólo los liliums, margaritas y claveles blancos que con tanto mimo le habían preparado sus priostes.
Al fin, un emocionado aplauso cuando su Camarista le colocó la Placa Policial de La Palma. Y en fila, y tras la imposición de las medallas de la Hermandad Servita a todos los agentes por parte del Hermano Mayor, ellos en señal de reverencia y respeto, le ofrecieron los primeros besos en sus delicadas Manos, tras quienes le siguieron todo nuestro pueblo mariano.
Aquella noche fue propicia además para sentirnos hermanos junto a la mesa compartida, donde nuestras Autoridades, fueron testigos de excepción, y que el Teniente Alcalde ratificó con la entrega de sendos pergaminos alusivos.
Desde aquel día, la Señora tendría también una nueva sede, aunque muy cerquita, al presidir la vecina Jefatura de la Policía Local de La Palma.